Desde hace tiempo veo entre los amantes de la pintura y de la acuarela en particular, entre los que me encuentro, el interés que tiene ver demostraciones de pintura y el proceso de creación de una obra. Además, para mi tiene otro añadido por el hecho de que como profesor de Artes Plásticas creo que es muy importante que se entienda que el acto de pintar está provisto de un pensamiento, de una idea y de un planificación previa. También es el un proceso intuitivo y de búsqueda y encuentro. O al contrario, de encuentro y búsqueda. Y si me apuran, el proceso por el cual se pone en marcha una sentimentalidad especial en la que están presentes la experiencia del artista y por supuesto su momento y reflexiones morales.
Unos trozos de cinta de carrocero puestas en paralelo con unas pinceladas de color y algunos trazos de grafito acuarelable. A partir de aquí, se desata algo que estaba oculto y que empieza a aflorar.
Al quitar las reservas, tras una amplia y sugerente mancha azul, empiezan a mezclarse los pigmentos. Crearse nuevas formas, huecos, espacios que se sugieren por la propia diferencia de concentración de los elementos visuales de la imagen.
A partir de aquí, sin entender como, cada nueva mancha, pincelada, línea o gota parecen ir a su sitio. Y el pensamiento ordena a la mano lo que tiene que hacer como si el cuadro ya existiese en algún lugar escondido y solo faltase copiarlo.
Con esta obra, inicio una serie de abstracciones en Acuarela.